domingo, 6 de marzo de 2011

JUEVES DE TODOS

Es una de nuestras tradiciones venidas a menos. Aún se celebra de manera residual en alguna familia o cuadrilla cerezana. En mi caso nos mantenemos fieles a la cita año tras año, y no falta la tortilla y el escabeche a la hora de cenar.
En los últimos años celebró la costumbre de dos maneras: con la propia de Cerezo antes citada, y la típica de Santo Domingo: "el preñado", que es un bollo de pan con un trozo de chorizo dentro y al horno.
Jueves de Todos o "el Día de la Tortilla" en Cerezo tuvo mucha enjundia hasta no hace muchos años. De hecho, en la Escuela se guardaba fiesta y era uno de los días grandes para los chavales. Con la llegada de la modernidad, los padres consideraron que no venía a cuento tener fiesta ese día, y después de las quejas pertinentes ante las autoridades correspondientes, se quitó la fiesta. Este hecho, unido al auge del Carnaval, hizo que Jueves de Todos pasase a un segundo plano.
Cuando yo era chaval los pasábamos de miedo. Por la tarde nos daban fiesta en la escuela e íbamos a casa de las abuelas y de las tías a pedir un huevo, un cacho chorizo, unas galletas... todo era bienvenido. Lo que no se recibía con tanta alegría era el sorteo de la casa donde había que hacer la merendola. Un día antes nos juntábamos la cuadrilla y se hacía el sorteo con la baraja. Al que le salía la hueva, su madre preparaba la merienda. Al que le tocaba la china tenía que pasar el mal trago de decírselo a su madre y esperar las consabidas retahílas: "pareces tonto, te tenía que tocar a ti", "con lo mal que me viene", y frases similares.
Pero no había vuelta de hoja, el tema era sagrado, y una vez echa a la idea, la madre de turno preparaba la merienda para todos con todo su esmero. Al final de la tarde íbamos todos a la casa agraciada y nos pegábamos una merendola estupenda.
En los pocos años que me tocó a mí, ya que me fui pronto a los frailes, me tocó un año hacerlo en mi casa. Y mi madre tenía razón, siempre que jugaba a juegos de azar, las posibilidades de perder eran ilimitadas. Este mal fario me ha acompañado casi siempre, y rara era la vez que me libraba cuando jugaba a los chinos, a la paja más grandes, a cara y cruz o juegos similares.

1 comentario:

  1. ¡Ay, qué añoranza....! Aquí lo llaman "jueves lardero"... pero para mí sigue siendo como bien dices, el día de la tortilla o jueves de todos... y por supuesto, yo me comí mi tortilla de patata.

    No hay como irse lejos... para echar de menos lo propio.

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